Desde la primavera y durante un año, Dara escribió en su casa en Irlanda del Norte siguiendo el transcurso de las estaciones. Las entradas del diario, vívidas y evocadoras, muestran su profunda conexión con la naturaleza y su visión del mundo desde la perspectiva de un adolescente que hace malabarismos para lidiar con los estudios y las amistades.